Páginas

viernes, 2 de noviembre de 2012

HOLA, TESORO






Hola, tesoro.


Sabes sobradamente que me gustaría amarte otra vez. Me gustaría poder llevarte cada día alguna alegría, alguna grata experiencia nueva. Por eso todos los días te llevaría algo: en unos te traería flores, en otros caramelos, en cualquiera algún buen libro, y en demás quizás una cápsula de un nexpresso de ese capuchino que me chifla para saborear juntos. Me gustaría que te enamoraras  de mí, que finalmente te dieras cuenta de que nadie te amaría tanto ni más como yo lo haría. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, porque estoy seguro de que tú eres la única mujer que me puede dar la más grande de las alegrías: tienes la sobrada capacidad, eres tremendamente amable y agradable, y con ello toda una suerte de mujer. Deseo que me ames, que me entregues tu piel, porque tu roce no sólo que pone tremendamente alegre, sino que además doblemente cachondo, y me gusta estar y sentirme cachondo por ti. Acuérdate de mí, háblame, me gusta que lo hagas, y me gusta saber siempre de tus cosas, aunque pienses que pueda ser una tontería lo que tengas que decirme. Entrégate por completo, porque no me gusta ni esperar ni hacerme ilusiones ni pajas mentales, sino por el contrario me gusta estar seguro de que me quieres y comprobar que me lo demuestras. Cántame, cántame esa canción que tanto te gusta: cuando lo haces no sólo me llenas de alegría, sino que me haces sentir que de verdad me quieres. Y bésame con esa apasionada sensualidad que te caracteriza, pues sólo tú puedes volverme cuerdo de esa agradable locura de amor que siento por ti. Te quiero,…y tú lo sabes…

No hay comentarios:

Publicar un comentario