“Me gustan los corazones humanos. No me llaman la atención los corazones revestidos de mármoles travertinos, de marfiles y de piedras y metales preciosos. Todo es esplendor, pero ¿qué se esconde detrás de ese brillo? ¿Qué son los corazones por donde no ha corrido la sangre de la derrota, del dolor y del sufrimiento? Bombean sentimientos vacíos. Su riqueza exterior nos deslumbra y no nos permite ver la inanidad que esconden en su interior. Me gustan los corazones humanos porque son capaces de volver a mostrar alegría cuando algo les entristeció, porque tienen la esperanza de convertir un día sus sueños en realidad y porque al final la fuerza del amor ha sido más fuerte que el odio y la venganza. Puede ceder una fortaleza, pero nunca caerán los cimientos que hicieron grande esa fortaleza y otros habrá que con esos mismos principios sean capaces de volver a levantar ese castillo soñado, aunque sea con instrumentos gastados. ¿Qué importan fachadas lujosas si sólo corre sentina en su interior? En una humilde chabola puede residir más felicidad que en la suntuosidad de los grandes palacios. Te deseo que nunca llegues a ser feliz, porque entonces desaparecerá la tensión, desaparecerán los pequeños instantes que te harán feliz. Alégrate, si tu corazón necesita una rehabilitación es que ha vivido y eso no todos lo pueden decir. Lo que no se usa no se deteriora. Alégrate, si un día hubo lágrimas es porque hubo sonrisas, si un día hubo angustias es porque hubo alegrías, si hay recuerdos es porque un día ese corazón compartió sentimientos dignos de recuerdo, si hay dolor, si hay un adiós es porque hubo amor y cuanto más amor más dolor. Alégrate de lo que has vivido, porque sólo en un corazón que sigue vivo cabe toda la baraja de sentimientos de vivir. Sólo a ti pertenece tu corazón. Puedes abrirlo y puedes compartirlo y puedes incluso fusionarlo, pero sólo a ti te pertenece. Si lo rentas y no te lo devuelven, ¿adónde irás? Humana, tropa humana.”
( Autor desconocido)
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