Páginas

domingo, 12 de agosto de 2012

LA MUJER JUSTA


Sándor Márai , escritor húngaro, en “La mujer justa”, escribió lo siguiente: “El amor existe o no existe. ¿Qué más hay que saber?¿En qué se convierte el sentimiento humano cuándo detrás de él hay la intención y la conciencia? ¿Sabes?, cuando uno se va haciendo viejo se va dando cuenta de que todo es diferente de lo que pensaba; hay que ser mañoso en todo, hay que aprenderlo todo, incluso a amar.” 

Por otra parte, el escritor valenciano Juan José Millás escribió: “Los hay que se resignan, aceptando lo ocurrido como una suerte de jubilación anticipada y forzosa, una especie de pequeña muerte a la que tarde o temprano, a base de sofá y telebasura, piensan, se acostumbrarán. Pero la mayoría, me gusta imaginar, espera tenazmente el regreso de esa vida, desde donde quiera que esté, para subirse de nuevo a ella, y vivirla, en esta oportunidad, con mayor frenesí que antes. La mitad de la gente que vemos bajo las marquesinas callejeras -yo entre ellos- fingiendo esperar al autobús, esperan en realidad que vuelva a pasar su vida por delante para retomarla de nuevo, aunque sea en marcha.”

  A todo esto yo añadiría que lo malo, la tragedia de la vida es que mientras vas creciendo y madurando, te vas dando cuenta de que incluso a pesar de que puedan haber diferencias y maneras distintas de ver la vida, cuando alguien te ama de verdad busca guiarte por el camino correcto, te ayuda en tus carencias, te habla, se entrega a ti sin condiciones, dialoga contigo y trata de llegar a tu alma, te es leal aunque en algunas cosas no esté de acuerdo contigo;…… y cuando no te ama o mejor dicho cuando acabas observando que finge torpemente que te ama, todo cuando te da son excusas que se notan en evasivas, en falta de claridad, en conductas frías y en desinterés, y entonces las actitudes empiezan a parecer algo claramente deshonesto que termina llevando a una desconfianza total, y es cuando uno aprende y descubre, sin que ello quede exento de dolor, que el amor empieza a irse de a poco a poco hasta que llega a morirse por si mismo, especialmente por un veneno llamado ingratitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario