(…) ¿Cuándo nos veremos? Sueño con nuestro rincón. ¡Ojos y
labios de mi diosa! ¡Su cuerpo tan precioso y tan defendido por el alma que
lleva dentro! Todo para mí se ilumina cuando te veo, Pilar ¿Cómo has
conquistado a tu poeta? Tú, tan serena, tan suave y ¡tan fuerte! ¿De qué sustancia
invisible es la cadena que me echaste al cuello? Y todo sin pretenderlo. Esa es
la diferencia entre la mujer y la diosa. La mujer se propone atraer; a la diosa
le basta ser para dominar. En verdad, que ya podría yo morirme, porque ¿Qué más
puedo yo esperar de la vida? El domingo te sentí a las doce ¡tan cerca! Y tus ¿Sabes?
me quemaban el corazón...".
( Cartas de Machado a su compañera...)
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