Si abres tu corazón y das libremente y sin expectativa a
quien sabes que más lo espera de ti, le crearás una felicidad inesperada,
porque cuando das incondicionalmente y desde el corazón, inesperadamente haces
que al receptor le brote una alegría que le llena de grata felicidad, y a la
postre tú también te sentirás feliz, y en ese momento mágico no tendrás que
plantearte si estás causando problemas de infidelidad con un tercero con el que
te riges según calculadas conveniencias.
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