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domingo, 27 de octubre de 2013

¿QUÉ ES EL AMOR?




El amor es confianza, responsabilidad, sopesar tus opciones y sentimientos, vivir el resto de tu vida en consonancia con ellos y sobretodo, no hacer daño a la persona amada, ¿es eso el amor?, multiplícalo por infinito, llévalo hasta el fin de la eternidad y apenas tendrás un atisbo de lo que hablo.

( Diálogo de la película “Conoces a Joe Black”) 

QUIERO….




Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy, hoy puedes contar conmigo, sin condiciones


( JORGE BUCAY,  fisioterapeuta y escritor argentino )

martes, 22 de octubre de 2013

LO QUE QUIERO DE TI, Y CÓMO DESEO QUE ME RECUERDES




“Todo lo que de yo quisiera de ti, son esas cosas cotidianas, el olor de tu cuerpo, saber lo que piensas de cualquier cosa, de ti, de mi , de nuestro entorno. Que mires más allá de mi apariencia física, que me recuerdes con pasión, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad.”

( Julio Cortázar, escritor argentino )



domingo, 20 de octubre de 2013

ESCOGER UNA CHICA QUE LEE, VERSUS, ESCOGER UNA CHICA QUE NO LEE


SAL CON UNA CHICA QUE LEE ( escrito de Rosemarie Urquico)

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.




SAL CON UNA CHICA QUE NO LEE (escrito de Charles Warnke)
Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. 

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta. 

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe. 

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato. 

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida. 

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza. 

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.



NOTA: Las fuente de ambos escritos es el siguiente enlace: http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1904&pag=1&size=n



jueves, 17 de octubre de 2013

EL PARAÍSO NO ES EL CIELO, SINO LA MUJER AMADA



“El verdadero paraíso no está en el cielo, sino en la boca de la mujer amada” ( Teofilo Gautier)


 Esta frase me recuerda a un clásico de mi adolescencia que siempre ponían en las discotecas y en la radio:  “Paradise” , de Phoebe Cates:

viernes, 11 de octubre de 2013

EL AMOR MUEVE MONTAÑAS



Dicen que no hay puerta que por muy cerrada que esté, el amor no la puede abrir. Es verdad, cuando la persona que pretendes merece la pena, es buena, generosa, entregada y te corresponde debidamente, entonces es como el amor puede con todo: mueve montañas, salva distancias, enciende volcanes, aplaca huracanes,….porque tienes fe y confianza en ello, y por ese amor luchas, vences obstáculos y conquistas. Cuando de verdad vale la pena, cuando la persona no te decepciona, cuando te muestra generosidad en tu actitud, cuando reconoce y valora lo que haces por ella, entonces el amor puede con todo. Por esa misma razón, cuando encuentras a esa persona tan especial, entonces vale la pena intentarlo….

sábado, 5 de octubre de 2013

EL AMOR EN LAS CUATRO PATAS DE UNA MESA



Según Antonio Bolinches (conocido psicólogo y sexólogo catalán) , una pareja, para sobrevivir, ha de tener cuatro patas como una mesa. Esas son las siguientes:

La primera es el sexo.

La segunda es compatibilidad de caracteres.

La tercera es una escala de valores similares.

Y la cuarta es un proyecto de vida en común.

Cosas que no muchas veces no se lo toman en serio aquellos que sueñan en príncipes o princesas azules, de los que se esperan de ellos o ellas muchas atenciones, cariño, comprensión, ayuda y sobretodo amor romántico, como si fuera un cuento de hadas. Por supuesto dejando aparte aquellos para los cuales lo único que buscan es disfrutar del  “polvo” de una noche locuela y desenfadada. Por lo visto, no es tan complicada la esencia del amor, por lo que parece, dejando aparte locuras y demás pasiones desatadas e inconscientes. Lo complicado es que en este mismo sentido dos lleguen a compartir el mismo punto de vista, aparte de que los dos como mínimo se gusten mutuamente.


viernes, 4 de octubre de 2013

LA RIQUEZA DE LOS LIBROS



LOS LIBROS SON LA RIQUEZA ATESORADA DEL MUNDO Y LA ADECUADA HERENCIA DE GENERACIONES Y NACIONES. SUS AUTORES SON LA ARISTOCRACIA NATURAL E IRRESISTIBLE DE CUALQUIER SOCIEDAD Y EJERCEN EN LA HUMANIDAD UNA INFLUENCIA MAYOR QUE LA DE LOS REYES O EMPERADORES.

 ( HENRY DAVID THOREAU, ESCRITOR NORTEAMERICANO )

Os invito a conocer mi nuevo BLOG-BIBLIOTECA, donde de momento cuenta con más de 4500 libros. Os lo dejo en el siguiente enlace, que espero que os guste y os sea de provecho:




LA BIBLIOTECA VIRTUAL DE XAVIER VALDERAS



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martes, 1 de octubre de 2013

EL MATRIMONIO



(Es una parrafada que circula por internet, pero que se desconoce qué mujer es la autora que lo escribió. Lo encontré interesante y por eso lo comparto con vosotros, y que cada cual reflexione o juzgue como quiera):

No creo en los matrimonios perfectos ni en esas familias que parecen salidas de un comercial de cereales con música de fondo incluida. Creo menos en hacernos los distraídos mientras la vida se nos torna cada vez mas vacía. No creo que estar casados sea un hasta que la muerte nos separe aunque en el camino nos odiemos, nos matemos a bostezos o peor aún, nos ignoremos. No creo en las mariposas permanentes como tampoco en la queja o amargura persistente. Creo en dos personas que deciden estar juntas con la responsabilidad que eso implica, en las consecuencias de cada elección, en cada día. Creo en dejar pasar algunas cosas y, sé que hay cosas que sólo pasan si se trabajan a fondo; tan a fondo como para que nunca vuelvan a pasar. Creo en no postergar desencuentros creyendo que solos se acomodaran. Creo en estar atento más allá del momento. Creo en el respeto, la risa compartida y la lealtad bien entendida. Creo en la obligación de mantener al amor vivo recordando cómo empezamos, qué nos gustaba, qué fue lo que nos enamoró para poder, cada tanto, refrescarlo. Creo en la fidelidad por elección más que por mandato. Creo en ser dos en un mismo camino, cada uno a su paso, con proyectos comunes e intereses individuales. Creo en encontrarnos tanto en abrazos como en íntimos silencios. Creo en solucionar, hablar, callar, equivocarse, pedir perdón, compartir y pelearse. Creo en una pareja que afronta impactos externos de la mano y cuidándose. Creo en ser equipo que reconoce en el otro a su mejor jugador. Creo en no dormirse en alianzas metálicas ni en hipotecas firmadas. Creo sólo en el compromiso que generan las historias compartidas mezcladas con muchas ganas de proyectos a futuro. Creo en dar ejemplo de amor a los hijos pero no en sacrificarse por ellos. Creo en una pareja basada en la elección y nunca en la necesidad. Creo que llegado el momento, es más sana una separación que vivir una pesadilla sin despertador. 

Basada en estas creencias intento construir mi matrimonio y, por estas creencias lo luché muchas veces. Lo sigo eligiendo porque es un matrimonio que está vivo, que evoluciona, que me enoja, que me emociona, que me divierte, y que también me desespera. 

Y porque todavía es más lo que me gusta que lo que me incomoda este estado civil que a veces parece antinatural y fuera de moda. Y sobre todo, porque aún hoy, tantos años después, la mayoría de las noches, la respiración de mi marido al lado mío sigue siendo el mejor final para mi día.


SOLO PUEDO SER DUEÑO DE LO QUE PUEDO DAR



"Sólo soy dueño de lo que puedo dar"

(Richard Bach, escritor norteamericano)


SER AGRADECIDO CON QUIEN TE QUIERE



"Yo soy una de esas gentes que prefiere amar a que la amen. Pero uno tiene que dar las gracias porque la quieran"

( Chavela Vargas, cantante mexicana )

MI DESPERTAR



Mi despertar será triste, si no tengo la esperanza de tenerte aquí a mi lado, justo aquí en mi cama.

Tal vez es imposible que eso sea sólo un sueño, pero yo quiero creer en que algún día podré encontrarte, y que seas tú la mujer conquistada, la que cae rendida ante todo el amor que soy capaz de brindarte. Porque nadie mejor que yo va a amarte, a cuidarte, a hacer que te sientas feliz, a lograr que te sientas realizada como mujer en lo que respecta a un hombre.

Me gustaría que esa ilusión de que seas mi mejor compañera no se muriera jamás, que se mantuviera viva la esperanza de que al final a mi lado dormirás. ¿Harás algo digno para merecerte todo este amor y entrega que yo estoy dispuesto a dar por ti?. Tú ya conoces mis motivos: eres bella, cariñosa, inteligente, buena, y todo un tesoro de mujer, y por eso eres muy importante para mí, por lo mucho que te valoro,….porque tú sin pretenderlo, encendiste la llama del amor y de la pasión por ti.

A nadie le estoy haciendo daño si esto es tan solo un sueño. Pero que nos dejen disfrutar de nuestros sueños, en eso que tú y yo anhelamos: en que se materialice y se haga realidad nuestro amor. Si tú también quieres, claro, puesto que en el amor es siempre cosa de dos.


Mientras tanto, yo seguiré teniendo dulces sueños contigo…, mientras te estoy esperando….